El ojo parcial

Pensando juntos un modelo de desarrollo

Desde comienzos de año, un pequeño grupo de magallánicos (por nacimiento y/o vocación y/o domicilio) comenzamos a reunirnos para discutir en torno a un concepto que de tanto uso hoy raya en lo trillado, pero cuyo verdadero alcance y significación no siempre se comprenden bien. El principal objetivo era entender de qué se habla cuando se habla de desarrollo sustentable. Más específicamente, nos planteamos la pregunta respecto a nuestro territorio: ¿de qué hablamos cuando hablamos de desarrollo sustentable para Magallanes?

Para partir la investigación, lo primero fue buscar la definición general de desarrollo sustentable o sostenible, como prefieren llamarle algunos: “el desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones actuales sin poner en riesgo la habilidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades” (Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas, 1987). Para que un emprendimiento sea sustentable, no basta entonces con que las cifras económicas sean azules al final; se necesita también que los costos sociales y ambientales no queden en rojo.

Con esta idea en mente, lo próximo fue ver cómo se utiliza hoy este término aplicado a nuestra realidad. Y… ¡oh, sorpresa! Véase, por ejemplo, la Estrategia Regional de Desarrollo Magallanes y Antártica 2012-2020, elaborada por el Consejo Regional de Desarrollo del gobierno regional. En esta suerte de plan maestro de cómo y hacia dónde queremos avanzar, la imagen objetivo es que, al 2020, nuestra región “habrá logrado un crecimiento y desarrollo económico sostenido y sustentable”. Las 32 veces que aparece este término a lo largo del documento, sin embargo, la referencia es casi exclusivamente a lo económico, dejando lo social y ambiental en segundo plano. Así, entre las industrias sustentables se mencionan la producción de carbón, la industria pesquera, la ganadería y la extracción de bosque nativo. Lo que no se dice en ninguna parte es cómo se quieren lograr todas estas “sustentabilidades” una por una, y todas juntas a un mismo tiempo (suponiendo que ello sea posible), ni si se pretende jerarquizarlas de acuerdo a algún criterio convenido en común.

Tomando en cuenta que, para quienes saben de planificación, el 2020 se encuentra a la vuelta de la esquina, parece urgente plantearnos hoy un modelo de desarrollo sustentable para Magallanes que cumpla al menos dos requisitos hoy ausentes en la actual Estrategia. Primero, dicho modelo no puede basarse simplemente en una aceptación incondicional de las actividades económicas y productivas que de hecho existen hoy en la región, sino que debe plantearse críticamente ante ellas, midiendo qué tan sustentables o insustentables son en sí mismas y en el contexto de nuestra institucionalidad. De acuerdo a ello puede elaborarse entonces una lista con aquellos emprendimientos que queremos y que no queremos, elaborando incentivos y desincentivos acordes. Por ejemplo, en lugar de asumir como una inevitabilidad histórica nuestra vocación carbonífera, habría que evaluar entre otras cosas si ésta se concilia con nuestra otra vocación, aquella que nos hace conocidos en el mundo entero: destino estelar para el turismo de intereses especiales de naturaleza; y uno de los últimos recovecos del planeta donde la locura extractiva aún no se ha desatado sin frenos.

Hecho este ejercicio clasificatorio, un segundo requisito es jerarquizar las actividades de acuerdo a una idea madre. Una estrategia sólo puede hacerse una vez que se tiene un objetivo claro, sea éste ganar una medalla olímpica o llegar a la hora al dentista. Al contrario, parece imposible tratar de avanzar hacia algún lado teniendo 29 lineamientos muchas veces contradictorios compitiendo entre ellos—que es como se encuentra planteada la actual Estrategia. Al menos estos dos puntos deberían ser tomados en cuenta por quienes sean llamados a pensar la nueva Estrategia de Desarrollo (Sustentable) de Magallanes del 2021 en adelante.

Como Plataforma Ciudadana por el Desarrollo Sustentable de Magallanes (nuestra autodenominación provisional, porque entre las preguntas que debemos hacernos está si desarrollo sustentable es en sí mismo un concepto útil/deseable), creemos que la ciudadanía ampliada debe participar en estos cuestionamientos y deliberaciones. Ya hemos organizado tres conversatorios enfocados en tres áreas de importancia clave para la región en Puerto Natales y Punta Arenas: fracking, salmonicultura y patrimonio cultural y ambiental. Pronto tendremos dos conversatorios más, sobre turismo y energía, y del conjunto de éstos esperamos elaborar un documento con evaluación y propuestas concretas. La concurrencia de público y el interés hasta aquí nos ha sorprendido positivamente, y estamos abiertos a las propuestas de temas y actividades. Aunque parezca un cliché, creemos que en Magallanes todavía tenemos la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Invitamos a todos quienes quieran a pensar y ver cómo concretar juntos esta posibilidad.


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